En memoria de Cayetano Martí valls, chueta y cristiano de Cristo.
Jesús dijo a los apóstoles;” yo soy hijo del padre e hijo del hombre en la tierra.” Hay que entender que Jesús cuando se refiere a que es hijo del padre, se refiere a que es hijo en espíritu de Cristo, y al mismo tiempo, hijo del hombre en la carne. Hay muy malas interpretaciones en estos dos aspectos por parte de los monarcas de las Iglesias cristianas católicas, ellos han querido interpretar a su manera el mensaje de Jesús. Cuando Jesús nos dice que él es hijo de Cristo, quiere decir que todos los seres humanos de este mundo somos el espíritu de Dios, y que por tanto, todos somos espíritus de cristo en potencia, porque venimos del mismo padre que nos alienta la vida. Al mismo tiempo, somos hijos del hombre porque somos de la carne el cuerpo. Es por esto que nuestra verdadera Iglesia esta en nuestro espíritu. Jesús decía; "yo en ti Pedro edificare mi Iglesia" La Iglesia católica y el protestantismo capitalista, a hecho del mundo occidental y de oriente medio una insulsa y blasfema imagen del Cristo. Han ganado la batalla de los reinos en el poder y han desequilibrado completamente la historia del verdadero mensaje del Cristo. La Iglesia primitiva es de los pobres, de los que padecemos hambre y sed de espíritu. "No se puede servir a Dios y al dinero" porque seremos ricos en oro y plata pero pobres de espíritu, y es por esto que el mundo se vuelve contra el mundo, el rico contra el pobre el pobre contra el rico y es lo que forma el circulo vicioso que llena de sangre la historia humana. Si verdaderamente hay algo en este mundo que nos puede llenar en espíritu, realmente, este es el Cristo. Nuestro espíritu es nuestro aliento de vida, y si lo alimentamos de la bondad, viviendo y dejando vivir, estaremos en comunión con el “Abba”. La verdad es parte de nuestro ser, tan solo hay que buscar el camino hacia el Cristo. Y este camino es el que nos lleva a decir con propiedad que no necesitamos de Iglesias ricas ni de ningunas otras instituciones paganas, porque nuestra fe es única e indestructible, cuando nos sabemos de que solo hay un Dios Universal de la vida y la materia, puesto que todos formamos parte de este espíritu creador que ordena y desordena mundos para nuevamente hacer el milagro de la existencia. "Benditos vosotros que tenéis hambre y sed de justicia", Dijo Jesús de Nazareth. Las Batallas no se ganan espada con espada, ni odio contra odio. Sino con la espada de Cristo y no en la mano, sino en nuestro espíritu, porque ese es el verdadero poder con el que se desata el amor hacia el prójimo." La verdad nos hará libres". Cristo esta en nosotros mismos, esta en nuestro espíritu.Somos Los apóstoles de la Iglesia pobre, aquella que en los comienzos del Cristianismo primitivo, ofrecía su mensaje de paz a través de nuestro maestro, Jesús el Cristo. Este mensaje sencillo nos dice que; para estar cerca de Dios y advertir su presencia, debemos de dejar a un lado todo los poderes materiales y sumergirnos en la esencia de la propia vida. Sentir la fuerza que sustenta en el infinito Universo una estrella, sentir el comienzo de una nueva vida y una razón de ser en nuestra existencia. El Maestro nos decía; todos somos hijos en el espíritu del padre Universal, todos somos amados porque todos somos eternos y formamos parte del espíritu de vida. Yo digo que la vida es lo que forma parte de nuestro espíritu cósmico, y que este espíritu o energía interior que nos da vida es la esencia de Dios, la misma esencia que crea y destruye para volver a crear nuevas estrellas y nuevas formas de vidas. Porque mas allá de nuestro conocimiento del cosmos, hay mundos en donde la vida sumergida evoluciona hacia modos alternativos de existencia. Y esta existencia o maquinaria celestial es el espíritu de Dios. Los ateos se horrorizaran cuando leen la palabra de Dios o la escuchan, pero a esta maquinaria que rige el sistema Universal de la vida y la existencia algún nombre había que ponerle. El ser humano, si abre su mente y corazón al espíritu del Cristo, no perderá el infinito en una baga resignación de que todo termina, por que realmente es un nuevo comienzo para el espíritu, siempre eterno, en el Dios padre Universal.
Publicado por Apostol de la Iglesia pobre
10 abril, 2007
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