06 mayo, 2007

EL MUNDO EN EL QUE VIVIMOS


Contemplen la vergüenza, la degradación humana, el absoluto adormecimiento de la conciencia. Disfruten del ser humano postmoderno, de la voluntad de poder llevada a sus extremos más horriblemente paródicos. La fotografía que tienen en este artículo recibió un Pulitzer y portada de la revista Time.
Su autor fue el sudáfricano Kevin Carter, ejemplo de que la labor de un fotógrafo o un cámara dista mucho de ser sencilla.
Carter tuvo que lidiar con ejecuciones sumarísimas, ahorcamientos. El africano, ahogado por los excesos cometidos durante años por el supuesto “primer mundo” y abandonado ahora a una suerte de tiranos y guerras civiles.
Vivió el apartheid, junto a sus compañeros del Bang Bang Club, y fue testigo de los numerosos horrores cometidos en nombre de una tierra en descomposición. Sus imágenes, crudas, directas y sangrantes para la conciencia aburguesada del ciudadano occidental, fueron durante años responsables de que en el primer mundo no se olvidrán todas las culpabilidades.
En 1994, Carter viajó a Sudan y tomó la fotografía que le hizo pasar a la historia, la imagen que esciifica todas nuestras verdaderas depravaciones: el cuervo esperando a que la moribunda nña concluyese su camino y Carter mirándolos a los dos. No sé si ya lo hizo antes (quiero pensar que no, que su trabajo tenía hasta entonces sentido), pero en ese momento Kevin Carter traspasó las fronteras que separan al periodismo responsable de la rapiña.
Carter no ayudó a la niña. A los periodistas se les aconsejaba que no tocasen a los moribundos por riesgo de contraer enfermedades infecciosas, pero no tuvo reparos en retratarla. Su imagen le trajo el éxito, la fama, las críticas (positivas y negativas), la espiral descendente y la conciencia manchada.
El 27 de julio de 1994, Kevin Carter se suicidó. Las palabras en su nota de despedida (¿de clemencia?) hablan de dinero, locos del gatillo y cuerpos, heridas, asesinatos. En 1996, Manic Street Preachers compusieron una canción a su nombre, que no en su memoria.
LA CONCIENCIA HUMANA
El ser humano a presentado batallas políticas, religiosas y económicas a lo largo de su historia, sin detenerse por un momento en su afán de conquista de territorios que no les pertenecían, subyugando, esclavizando a los perdedores y vencidos. Estos odios compartidos tras las terribles luchas vividas, forman parte del pasado y del presente que vivimos, pues es bien sabido que en cada segundo de nuestro tiempo, están los lamentos de los seres afligidos por las guerras, el hambre, las enfermedades de todo tipo.
El afán de acaparar las riquezas del mundo por los altos mandatarios de los sistemas capitalistas, no hace sino mas que acrecentar más pobreza en otros países más necesitados, en donde miles de personas carecen de los medios adecuados para sobrevivir. Piden ayudas las diferentes comunidades o empresas para que lleguen paquetes de abastecimiento, pero yo pregunto; ¿es lo suficientemente rápida esta ayuda cuando se trata de salvar miles de personas que padecen hambre, sed y enfermedades?

Es bien cierto que hay colaboraciones de diferentes sectores sociales en este aspecto, pero no dejan de ser insuficientes los medios de los que se disponen, para hacerlo llegar a los más necesitados de la pobreza extrema. La imagen mas patética que da este fruto de consecuencias respecto a todas estas barbaridades humanas, sin olvidar también las guerras de pretensiones políticas y religiosas, son las de una madre que ve morir en sus brazos a su hijo de meses, años, por no poder alimentarlo ni darle el agua que necesita. El dolor de esta madre es el mensaje, que nos hace ver la tremenda realidad que acontece en este mundo, desequilibrado mentalmente por el egoísmo de unos cuantos que abusan de su poder para obtener sus fines a cualquier precio, incluso el de las vidas humanas.

¿Qué hacen todos aquellos que están en sus tronos dorados? Simple y llanamente nada. Viven de conferencias, argumentando la doctrina de pacificación mundial, o disfrazados de santones. Otros mas preocupados de hacerle la guerra a otros países, sin preocuparles lo mas mínimo un numero indefinido de madres que se quedaran sin sus hijos, que habrán perdido la vida, arrastrados por una batalla de venganzas y odios.” El odio engendra odio, se disfrace como se disfrace el lobo.”

Lo que realmente necesita este mundo, es una conciencia limpia en lo más humano de nuestro ser, una depuración completa de nuestros sentimientos de responsabilidad hacia los demás seres que necesiten de nuestra ayuda, conservar el mundo en el que vivimos es tarea de todos, porque todos somos culpables en cierta medida, unos por hacer, y otros por callar lo que se hace mal.

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